Las alas de los nómades se arrugan,
se despluman y se destiñen con algunas
desgracias pero siempre recuperan
sus lucimientos. Son siempre como
alas recién estrenadas porque tienen
millones de asombros desplegados yendo
y viniendo a las eternidades.
Las alas son invisibles salvo en situaciones
extraordinarias.
Los pies de los nómades son tan bellos
como sus alas.
Las plantas de sus pies tiene huellas
de caminos.
in "El retorno de los nómades" Lía Schenck
Obrigada Rocío, por esta partilha! :-)
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